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Gustavo De la Rosa

15/12/2020 - 12:02 am

36 horas para salir adelante

En España se está discutiendo reducir la jornada laboral a 36 horas semanales y, aunque para muchos aquí esa propuesta pudiera parecer absurda, los patrones están valorando sus beneficios a la productividad.

El País Puede Recuperar Su Esperanza Si Se Reconstruyen Nuestras Familias Foto Cuartoscuro

En España se está discutiendo reducir la jornada laboral a 36 horas semanales y, aunque para muchos aquí esa propuesta pudiera parecer absurda, los patrones están valorando sus beneficios a la productividad.

Es tiempo de que en México se discuta esta medida como opción para superar el cúmulo de problemas económicos y de vida que enfrentan los trabajadores industriales y de servicios; en estas circunstancias es prudente analizar, con datos objetivos y desde la perspectiva de la clase obrera, la necesidad de revisar la Ley Federal del Trabajo y establecer una nueva jornada laboral de hasta 36 horas semanales como alternativa a la actual, de 48 horas.

Las condiciones de trabajo actuales han llevado a los trabajadores a la dispersión de su vida familiar, porque sus largas jornadas laborales de al menos 8 horas al día, 5 o 6 días por semana, han hecho del empleo su único objetivo de vida a la vez que, debido a los bajos salarios, en una gran cantidad de hogares ambos padres de familia se ven obligados a salir a laborar; si a la jornada semanal de 48 horas sumamos el tiempo de traslado de la casa al empleo y de regreso, los trabajadores están ausentes de sus hogares de 60 a 72 horas a la semana.

Después de tantas horas de trabajo y otras tantas en el viaje de ida y vuelta, más las tareas domésticas, ¿qué adulto va a tener la posibilidad de sentarse a charlar con sus hijos, ayudarles con las tareas escolares, acompañarles a espacios deportivos? ¿Después de esos esfuerzos cotidianos, cómo se construirá el tejido familiar?

En tales circunstancias, ¿quién va a sostener los valores tradicionales? ¿Quién enseñará el respeto hacia los abuelos, la colaboración con los padres y a enfrentarse a la vida complicada del día de hoy? ¿Qué le pasará al modelo, tal vez mítico, de la familia mexicana? La debilidad de la estructura familiar y la ausencia permanente de ambos padres (o del padre o la madre si son familias uniparentales) está teniendo un efecto devastador en el proceso de maduración infantil y juvenil de la generación que está formándose.

Si a esta situación de precariedad añadimos el progreso robótico que va sustituyendo a la mano de obra industrial, reduciendo el empleo de trabajadores de manera notable, es tiempo de que los obreros y empleadores mexicanos enfrenten juntos esta nueva realidad; aunque una primera medida fue modificar la tendencia en la reducción de los salarios y elevarlos, mejorando las capacidades de compra de los trabajadores, modificar la jornada de trabajo a 36 horas semanales permitiría acomodar dos jornadas por semana (un grupo de trabajadores laboraría cuatro días de 8 horas mientras que otro, en el mismo puesto, trabajaría sólo tres días) y así las familias podrían compartir el suficiente tiempo juntas y reconstruir su estructura.

El país puede recuperar su esperanza si se reconstruyen nuestras familias, nuestra cotidianidad, nuestra convivencia y rescatamos la tradición de cariño y afecto por lo nuestro.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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